Cementerio

Cementerio, nada más que,


Un tétrico, melancólico y hermoso lugar.

Inexorable palacio de verdades calladas por siempre,

Por aquellos que yacen plácidamente encerrados,

Dentro de sus claustrofóbicamente bellos

Y antiguos palacios del olvido.

Silenciosos los que allí moran,

Lamentándose tristemente,

Desdeñando el eterno descanso

De los que han finalizado ya su batalla.

Que egoísta de su parte,

El no dejar que los caídos descansen en paz,

Que egoísta el desear,

Que despierten de su infinitamente bello letargo.

¿Porqué no dejan que se deleiten,

Con el sabor de su sueño?

Para algunos, tan solo un lugar,

Un lugar donde dejar a los que ya no viven,

Un lugar sin sentido,

Solo un estante donde guardar,

Algo que ya no sirve,

Algo que ya no funciona,

Algo de lo que no se puede sacar más provecho,

Solo eso, el lugar donde ellos mismos,

Acabaran luego de que dejen de servir,

Cuando se conviertan en un estorbo.

Qué forma más horrible de pensar

En tan hermoso lugar.

Es sorprendente la magnificencia

Que envuelve aquel sitio.

Es la tierra del misterio,

El país de lo desconocido,

Lo desconocido por los vivos,

Para los que moramos ya sea tristes,

Gozosos o indiferentes,

Por esos estrechos pacillos,

Encajonados por paredes de cemento,

Madera, huesos, cadáveres,

Infinidad de cosas, de seres,

De sentimientos, de olvido.

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