Suicidio.

Cuando las drogas comenzaron a hacer efecto, sus ojos se cerraron lentamente y la expresión de angustia en su rostro se transformo en felicidad, jamas en toda mi vida vi una sonrisa más sincera, ¿que habrá pasado por su mente en el momento que su respiración empezó a ceder?
 Ese momento de dulce agonía fue el único momento de paz y felicidad de toda su existencia, fue la purga final de todos sus tormentos, el olvido consumió su ser y la tranquilidad cubrió con su cálido velo su alma devastada y le dio su tan esperado descanso.
Cuando su corazón dejo de latir, yo cumplí mi promesa, lleve su cuerpo a la costa del rió y la prendí fuego. Las llamas consumieron lentamente su bello ser. Mi vigilia duro hasta el amanecer, hasta que solo quedaron cenizas, luego la naturaleza se hizo cargo esparciéndola con el viento y tragándola con las olas.
 Cuando llegue a casa junte todo lo me la recordara y lo enterré, la casa quedo vacía. En ese momento decidí cumplir la otra parte del trato,  abrí la llave del gas y deje que se vaya acumulando en el ambiente, tome un cuchillo y me corte las muñecas, me eche a dormir sobre la alfombra mientras escuchaba los tétricos sonidos de la música que sonaba en mi mente. Doblemente muerto, doblemente feliz.

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